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Más allá de la gestión emocional

La vida no se trata de gestionar, se trata de sentir y ser.​

En nuestra sociedad, nos dicen por todas partes que hay que aprender a «gestionar» nuestras emociones, como si fueran simples tareas pendientes en una lista de quehaceres. Pero permíteme desafiar esa noción convencional.

Las emociones son mucho más que cosas a gestionar:

Son la verdadera esencia de nuestra existencia, el latido que da vida a cada experiencia.

Imagina por un momento que tus emociones son como los elementos mismos de la naturaleza.

El enojo es el rugir de un trueno en una tormenta, la alegría es la calidez del sol en un día de verano, y la tristeza es la suave lluvia que nutre la tierra.

¿Te atreverías a «gestionar» el clima?

La verdad es que las emociones no deben ser gestionadas, sino acogidas y entendidas

Son la manifestación más pura de nuestra humanidad.

 No son herramientas que podemos apagar o encender a voluntad. Son respuestas automáticas y auténticas a nuestras experiencias y a nuestro entorno.

Considera esto: tus emociones son como un faro que ilumina el camino hacia tu autenticidad. 

Cuando las reprimimos o no les hacemos caso, apagamos ese faro y nos alejamos de nosotros mismos. 

Vivir de esta manera es como navegar en la oscuridad, sin rumbo fijo ni conexión con nuestro ser más profundo.

¿Y si te dijera que el verdadero aprendizaje reside en aprender a comprender y aprovechar estas poderosas fuerzas de la naturaleza humana?

Empecemos con un hecho indiscutible: las emociones son tan esenciales como tu esqueleto o tu necesidad de respirar. 

Por este motivo, no deben ser reprimidas ni relegadas a un rincón oscuro de tu mente. 

De hecho, son un recurso invaluable que aumenta tu capacidad de respuesta, te ayuda a adaptarte a situaciones cambiantes y procesa la información de tu entorno.

Las emociones no son herramientas ocasionales que sacas del cajón cuando lo necesitas. Tu vida es inherentemente emocional, y ese es un regalo maravilloso, aunque a veces, ¡un poco revoltoso!

No es necesario gestionar las emociones como si fueran una tarea molesta, pero sí es crucial aprender a comprenderlas y pulirlas a lo largo de tu vida, como lo harías con tus habilidades de lectura o escritura. 

Y como cualquier habilidad en la vida, el entrenamiento es la clave. Piénsalo como si fueras a aprender a tocar un instrumento. Requiere paciencia, práctica y, en ocasiones, una guía experta.

Nuestras habilidades emocionales maduran y se pueden perfeccionar con el tiempo. Aunque te animo a explorar tu capacidad de autoaprendizaje, no tienes por qué aprender en soledad. 

Responsabilizarte de tus emociones también significa pedir ayuda cuando sientes que estás atrapado en una tormenta emocional que te ahoga.

Así que, no subestimes el poder de tus emociones. No las gestiones, acógelas

Aprende a comprenderlas y a utilizarlas a tu favor. Tu bienestar emocional es invaluable y merece toda la atención que puedas darle.

Y recuerda, si no lo consigues, ten paciencia y amabilidad contigo.

Quizá pensarás que suena fácil para algunas de las emociones pero casi imposible en ortas como la rabia, la frustración, la desolación, la tristeza profunda. 

¿Qué hacemos con estas emociones desagradables? ¿Cómo las acogemos?

Una gran pregunta. 

Si quieres una práctica que te guiará en la acogida de las emociones desagradables este artículo quizá te interese.

Te envío fuerza para seguir en esta travesía de descubrimiento y crecimiento. 

Y recuerda: estoy aquí para acompañarte.

Preguntas Frecuentes

Rellena el formulario con tu problemática y me pondré en contacto contigo para acordar el día y hora de la primera sesión gratuita por teléfono.

Una visión integradora. Es decir,  un modelo de psicoterapia que adopta teorías o postulados de más de un modelo.

Se pretende aprovechar la rica diversidad actual y la variedad de perspectivas existentes.

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La sesión informativa es telefónica y tiene una duración de 20 minutos.

Las sesiones de psicoterapia tienen una duración de 1 horaonline o presencial.

Es difícil de concretar ya que depende de la persona y del grado de interferencia en el bienestar.

Se suelen notar mejoras o cambios significativos hacia la cuarta o quinta sesión. Esto no significa que sea suficiente y no siempre ocurre. Después de seis o siete sesiones se realiza una evaluación para valorar cómo evoluciona el plan de acción diseñado.

Dependiendo de la problemática puede alargarse o establecer puntos de partida para otros procesos.

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Anna Campos Tomàs. 

Psicóloga y psicoterapeuta. 

En el ámbito comunitario, social y psicoterapéutico, he entendido una de mis funciones y habilidades: 

Desplegar todas las maneras posibles para ayudar a que la vida se viva de la manera más amable posible.

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