Aunque cada vez más se reconoce la importancia y beneficio de ir a psicoterapia, todavía hay personas que sienten cierto rechazo o temor a revisar sus problemas con ayuda especializada.
La etapa adulta está marcada por grandes retos que pueden generar situaciones o épocas difíciles de sostener y que nos generan conflictos, problemas y sufrimiento.
Los motivos para ir al psicólogo pueden ser muy variados. Hay grandes categorías, síntomas o trastornos donde se enmarcan muchas de las demandas actuales.
Además, la psicoterapia no es sólo útil para revisar, reparar o arreglar problemas. También puede ser útil para explorar, aprender y ampliar aquellos recursos y habilidades que permitan ampliar tu potencial.
La psicoterapia puede ser un espacio de descubrimiento que permita mejorar o adquirir nuevas fortalezas.
De este modo, no es necesario que se tenga un determinado síntoma o dolencia para acudir a terapia.
En ocasiones la persona no sabe definir qué es lo que pasa, pero sabe que algo no va bien.
La psicoterapia también puede ser útil para analizar la situación y encontrar vías que faciliten la solución de la problemática.
A continuación, encontrarás un listado de motivos o problemas recurrentes.
Seguramente podrás reconocer haber sentido en alguna ocasión estos, entre otros problemas.
Quizá alguien los haya sentido todos a la vez.
Si detectas algunos o varios de estos problemas te animo a que los atiendas para que se puedan resolver.
Y si ya has decidido ir a terapia, puedes contactar conmigo.
Listado problemas frecuentes:
Puedes descargar la lista de malestar en formato imagen al final del artículo
- Parecía que todo iba bien, pero de repente me siento perdida
- No puedo controlar mis emociones
- El futuro no me genera ilusión ni esperanza, a penas logro visualizarme.
- No tengo ganas de hacer actividades que antes me gustaban.
- Los pensamientos se descontrolan en mi mente, no puedo pararlos.
- No consigo olvidar aquello que me pasó.
- Pienso que puedo mejorar, pero necesito asesoramiento y apoyo para conseguirlo.
- No tengo ganas de estar con gente, evito situaciones sociales.
- Siento desmotivación, apatía, frustración, enojo, rabia u otras sensaciones desagradables que me incomodan .
- No tengo ganas o fuerzas para comer y realizar las actividades cotidianas básicas.
- Mi vida social y afectiva es complicada o se está complicando.
- Me cuesta mantener mi funcionamiento cotidiano.
- Siento incomodidad y malestar, pero no sé describir en exactitud el problema.
- Siento que lo que me pasa me sobrepasa y no sé cómo llevarlo.
- Me cuesta salir de la cama y empezar el día.
- Tengo que tomar una decisión y por más que lo pienso no sé qué escoger.
- Siento que no puedo gestionar un suceso reciente.
- Quiero mejorar mis recursos personales y profundizar en el autoconocimiento.
- Sola no puedo con todo esto.
- Me cuesta dormir. Me despierto temprano. Me acuesto tarde. Quizá pesadillas.
- Considero que tengo dificultades en las relaciones.
- Creo que tengo manías, costumbres o hábitos que no me dejan vivir con tranquilidad.
- Llevo una larga temporada sintiendo dolor y necesito nuevas estrategias para aliviarlo.
- Tengo la sensación de estar mal en todos los sitios, de no encajar o de sentirme fuera.
- Tengo alguna relación conflictiva.
- Siento ansiedad, miedo o estrés a menudo.
- Algunas personas apreciadas me han sugerido que pida ayuda.
- Las cosas que he intentado no han funcionado.
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